Sevilla, siempre Sevilla. Que tendrá esta bendita tierra que tanto nos tira. Tendrán razón los que dicen que es Santa, Católica, Apostólica y Mariana. Nos hemos desplazado hasta ella con el propósito de asistir a la Coronación Canónica de la Virgen de la O. Gracias Javi por llevarnos y traernos en tu nuevo coche.
¡Que hace calor en Sevilla! No es una novedad y que cada vez que vamos, disfrutamos como enanos, tampoco. La mañana del sábado la empleamos en visitar a nuestras Sagradas Imágenes (Macarena, Gran Poder, Gitanos, etc.). Después quedamos con mi admirado y querido Antonio Vargas para comer. La Cruz Campo, acompañada de unas sabrosas croquetas en Antigua Casa Ovidio y unos pescaitos en el mercado de la Calle Feria, hacen la delicia de nuestro aperitivo, el cual se alarga hasta las cuatro de la tarde, con un buen café en la pastelería de Montesión.
Después un merecido descanso y a la Coronación de la O. Esta no ha sido como otras; le ha faltado algo, quizás más fe y menos dinero. Pero bueno, acompañamos a la Virgen hasta la una y media de la madrugada. ¡Qué buya delante del palio! Héctor y yo sufrimos lo nuestro. Un día morimos en el intento. Me encuentro a mi hermano mayor de la Macarena, Juan Ruiz, quien "me perdona mis pecados". El y yo sabemos de que hablo.
Por Pages del Corro aprovechamos para hacer una parada en Casa Anselma. ¡Joder con la parada! Hasta las tres de la mañana entre copas y coplas. ¡Qué arte hay en Triana! Y como está la sobrina, que todo hay que decirlo, verdad Delfi, jajajaja. Recogemos "la tienda" y nos vamos para el hotel.
Domingo 3 de Junio. A las 7 de la mañana ya estoy arriba. Una buena ducha para despejarme. Despierto a Héctor y nos encaminamos hacia la igualá de la Hermandad de la Resurrección. Son las 8:00 y buscamos un bar para desayunar. Da gusto pasear por Sevilla a esas horas. Tanto, que nos llegamos al Plata, frente a la Basílica de la Señora, y nos desayunamos por su sitio. Volvemos a Santa Marina y a las 9:00 llega Antonio Santiago (gracias Antonio por tu confianza). Estamos 22 costaleros para un paso de 20 (5 palos de 4). Comienzan los problemas. La primera es demasiado alta y sobramos dos en tercera y en cuarta. Antonio empieza con las probaturas y encuentra remedio. - Si la primera es muy alta, os salís. Me dice que pase a tercera. Efectivamente, sabe más el diablo por viejo que por diablo. Nada más traspasar la puerta quita a la primera. Me coloco en tercera. La cara de Héctor es un poema. Se ha quedad fuera. Le voy viendo por el respiradero y va fastidiado. Menos mal que Antonio Santiago le encuentra un sitio en el paso de San Julián y puede disfrutar de media procesión.
Bajo las trabajaderas hay un ambiente diferente a Semana Santa. Antoñito es quien manda en el paso auxiliado por Javier Prieto. Nos pasan pastelitos de chocolate, agua con anís,... Hace un calor impresionante. El suelo está sembrado de romero. Algunos cachondos empiezan a jugar con él. Nos lo meten entre la faja, el costal; otro se hace un jardín en el palo. La música, bien, pero no para nosotros. La Banda de TT.CC. San Juan Evangelista no es para nuestro paso, pero no hay otra cosa. De vez en cuando se nos van los pies, metemos izquierdo... Y Antonio se mosquea y nos manda de frente.
De vuelta a San Julián, la Banda se queda con nosotros para entrar y echamos el resto. Son los mejores momentos. Parecemos costaleros del Señor de la Sentencia. ¡Qué gozada!. Una vez dentro, Bendición del Santísimo, fotos de rigor, saludos, etc. Pero no hemos terminado. Debemos llevar a Ntro. Niño Jesús hasta Santa Marina. El cachondeo es impresionante. No hay banda de música pero no hace falta. Para eso está el mp3 de los móviles. Hasta que Antonio Santiago se acerca al respiradero y con su estilo nos suelta: - "Señores, a ver si vamos a estropear lo que hemos hecho bien toda la mañana". No hay que decir más. A paso mudá nos llegamos a Santa Marina. Colocamos el paso ante el Señor de la Resurrección. No faltan los besos y abrazos y una foto de toda la cuadrilla y capataces ante la imagen.
Antonio nos comunica que el 18 de Julio hay procesión con una imagen nueva de Santa Marina. Ya está liada. ¿Otra vez para bajo? Ya veremos, dijo un ciego.
Para terminar, la hermandad nos tiene preparado un aperitivo. Esto en Sevilla se cuida mucho. Pasamos un rato agradable entre la tortilla, el jamón y los refrescos. Nos despedimos y vamos en busca de Javi, Delfi, Mónica,...
A las 4 de la tarde, con 35º a la sombra, cogemos carretera y manta y para Salamanca. Estoy que no puedo con mi alma. Me duele todo, pero ha merecido la pena. Día y medio agotador, pero vivido con intensidad, tanto física como espiritualmente. Y tu estabas allí.
Un saludo macareno.