Los salmantinos, y quienes nos honran con su visita, hemos tenido que esperar dos años para ver por las calles de Salamanca a Nuestro Padre Jesús de la Redención, Titular Sagrado de la Archicofradía del Rosario en su rama penitencial. La pandemia provocada por el Covid-19 impidió el estreno de la última hermandad en incorporarse a la nómina de las cofradías salmantinas, por lo que la ilusión de los hermanos era enorme en los días previos a su salida procesional.
Quizás por la ansiada espera o porque era Sábado de Pasión y el tiempo acompañaba, el caso es las calles del centro histórico salmantino se llenaron para ver al Señor de la Cena, obra del sevillano José Antonio Navarro Arteaga, quien irá tallando en años venideros el resto de las imágenes secundarias que configurarán uno de los Pasos de Misterio que faltaban en la Semana Santa Salmantina, la Santa Cena del Señor.
Un buen comienzo, por tanto, vivió la ciudad con esta nueva hermandad, cuyos costaleros pasearon a Nuestro Padre Jesús de la Redención por un amplio itinerario que partió del Convento de San Esteban (RR.PP. Dominicos) haciendo su Estación de Penitencia en la S.I.B. Catedral Nueva acompañado por más de un centenar nazarenos que vestían túnica de cola blanca, ceñida con un ancho cinturón de esparto, capirote de 110 cm, sandalias marrones y en la mano contraria al cirio, un rosario como símbolo de la hermandad matriz.
Mis felicitaciones, por tanto,
a la Archicofradía del Rosario por su “puesta de largo” y mi
agradecimiento a María del Pilar Pérez Gómez, por este magnífico
reportaje que ilustra este post, así como a Roberto García Luis - Flagelado3 - por la cesión de su vídeo.
