01 enero 2013

Nochevieja en las Hermanitas de los Pobres (Salamanca)


Desde hace unos cuantos años acostumbro, antes de acudir a la cena de nochevieja con mi familia, pasar un ratito con alguien que a lo largo del año que concluye ha formado parte de mi vida. Son “mi otra familia” o mi familia, pues algunos saben de mí y yo tanto de ellos, que ni en las propias familias biológicas a veces existen tantos vínculos. O tanto amor, por qué no decirlo. Me estoy refiriendo a mis queridas Hermanitas de los Pobres, los ancianos de la residencia y aquellos trabajadores que esa última noche están de servicio.

La despedida de 2012 comenzó a media tarde con una oración de gracias en la capilla de la residencia. A partir de su conclusión, se puso la maquinaria en marcha para dar ese toque de alegría a la cena de Nochevieja, cena especial como en casi todos los hogares, y así como algunos tenemos la costumbre de vestirnos por fuera con ropas que no son las que llevamos a lo largo del año, allí también se cuida ese aspecto y, con la ayuda de unos y las ideas de otros, aquello se acaba convirtiendo en todo un espectáculo que bien podría tratarse de un baile de disfraces, de un concurso de vestidos de época o algo similar.

Me gustaría que vivieses algún día esos momentos. Quien tenemos la oportunidad de ser voluntarios de manera permanente en centros de características similares al de las Hermanitas de los Pobres de Salamanca, todos coincidimos en afirmar que es muchísimo más amor y cariño el que recibimos que el que damos. Y esto no es una frase para quedar bien, sino un sentimiento que solo se hace presente cuando uno siente, desde la fe y el amor a Jesús, que la caridad, la asistencia social o la solidaridad, si prefieres, no solamente es dar un donativo económico, pedir alimentos en estas fechas del año o participar en alguna actividad puntual, por citar alguna de las muchas cosas que acostumbramos a potenciar en Navidad (y bienvenidas sean, pues todo es insuficiente, cuando de dar o entregar el amor por otros se trata).

No me voy a extender mucho más. Solamente ponerte en situación para que a través de las imágenes, tú mismo puedas acercarte, aunque sea virtualmente, hasta estos “personajes” que parecen han salido cada uno de una película, de un cuento, de una obra de teatro o de ese baile de alto postín con lámparas de múltiples cristales, salones majestuosos, personal de servicio perfectamente uniformado…

Poco antes de las ocho de la tarde, hacen su entrada en el comedor principal de la residencia, recibiendo los aplausos y los vítores de sus compañeros, aquellos que son algo más reacios para “transformarse” por unas horas en los militares llegados de Ceuta, en Doña Cayetana de Alba, en los pasajeros de “Vacaciones en el Mar” etc.

Fotos y más fotos, pues todos quieren tener su recuerdo. Risas y sonrisas, incluso miradas y caras de asombro al reconocer entre los ropajes a ese compañero de partida o a la amiga con quien habitualmente se forma la tertulia tras la telenovela o “pasa-palabra”.

Tras la cena y los postres, y como si de la nochevieja universitaria se tratase (lo digo por o del adelanto de la celebración) da inicio el ritual de las uvas y de las doce campanadas. Se vive como si realmente fuera la media noche en cualquier otro hogar de esta fría Salamanca. ¡Feliz Año Nuevo, Feliz 2013! Besos, abrazos y bonitos deseos ponen punto final a esta “otra nochevieja”. Mientras casi todos estamos sentados a la mesa con nuestras familias o amigos, mis ancianos ya han cumplido con esta costumbre de finalizar el año a base del dong de las campañas y atragantándonos con los pipitos de las uvas. En algunas miradas distingo alguna dosis de tristeza, de recuerdos que nos cortan algo el cuerpo,… pero eso queda para “dentro del vestuario”…

Gracia Jesús Despojado por enseñarme tu camino, por ser el mejor ejemplo en el que mirarnos, por “venir a servir y no a ser servido” y por dejarnos un legado que, a través de San Juan Jugán, fundadora de las Hermanitas de los Pobres, hoy es el mejor testimonio para que jóvenes y no tan jóvenes podamos ofrecer nuestro amor, nuestro servicio, nuestra gratitud a quienes siempre fueron y son tus preferidos. ¡¡¡Feliz 2013 para todos… y mucha Esperanza!!!