Oración a la Virgen de la Soledad
¡Oh, Gloriosísima Virgen de la Soledad,
afligidísima Madre de
Jesucristo, nuestro Dios y Salvador,
que, al pie de su Cruz, después
de ver y sentir sus sufrimientos,
recibiste en tus virginales
brazos su lacerado Cuerpo ya difunto
y quedaste desamparada y en la
más triste soledad;
no sé cómo decirte cuanto
fervor siento hacia Ti,
cuanto necesito que estés junto
a mí,
por ello te alabo y te doy mi
amor con la voz y con el alma,
y te ofrezco mi corazón para que no estés sola en tu llanto!
¡Oh, Nuestra Señora de la Soledad!,
defensora en los peligros, consuelo
en la adversidad,
dame tu amor de Madre,
refúgiame en tu regazo
y pide por mí a tu muy amado
Hijo Jesús,
no me dejes sufrir más, lléname
de bendiciones
derrama sobre mí tu mirada
bienhechora
y consigue que mi amargura se convierta en alegría.
¡Oh, clementísima Señora, ten misericordia de mí,
dígnate, soberana Madre mía,
atender mis suplicas,
en Dios y en Ti con toda mi fe espero!