Después de ti el tiempo duerme,
Sevilla hiberna en tu manto
y toda su duda es cuánto
ha de mantenerse inerme.
Te vas y al compadecerme
todo mi pesar resuelves.
Al marcharte te disuelves
y esa eterna madrugada
se queda tras tu pisada.
Sólo amanece si vuelves.
Todo es noche tras tu día,
es otra vez el principio
y el verbo es un participio
que conjuga la agonía
de tu hermosa asimetría.
Eres fugaz en tu euforia,
por eso todo es memoria,
tu belleza es espejismo
que atrás deja un atavismo
donde cabe nuestra historia.
mi sangre grita y ya callo:
la espera es pura impaciencia,
es costumbre sin ensayo,
pero al pasar es barrena,
es un ciclón sin reparo
como un arrastre en la arena
que nos tiene todo el año
guardando en nuestra alhacena
todo el tiempo sevillano.
Porque el tiempo aquí es la
queja
de la flor de los naranjos
al morir en la colmena,
es la vida transitando
desde la amargura al néctar.
Y Sevilla es el letargo
que la Esperanza almacena
entre que se va de largo
y vuelve la Macarena.
Texto: Pregón Semana Santa Sevilla 2017 (D. Alberto García Reyes)
Mientras llega Ella, déjenme
irme de aquí con una protestación de fe sobre este paraíso en el que pongo toda
mi Esperanza. ¡Ay, Sevilla…!