18 abril 2021

Solemne Veneración a Nuestro Padre Jesús del Gran Poder - Sevilla 2021

¡No me dejes, Gran Poder!

 “Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme” (Lc. 23, 28), así Te debía susurrar aquella mujer, a la que involuntariamente sorprendí pasando por Tu Talón un sobre cerrado con el anagrama del SAS, así deben pensar quienes dejan las fotos que aparecen bajo Tu peana cada vez que se mueve, o las súplicas escritas en papelitos doblados. 



“Señor, no merezco molestarte, pero sólo tu cercanía será suficiente”, debían creer las mujeres que se ganaban la vida en la Alameda y le rezaban al azulejo de la plaza porque no se atrevían a entrar en la Iglesia, pobres ignorantes de que Tu sitio está en la mesa de los pecadores. 





¡Quién me ha tocado!, preguntaste cuando la mujer de las hemorragias acarició por detrás Tu Manto (Lucas 8 42-45). 





¡Quién me ha tocado!, volviste a preguntar cuando otra mujer acarició por detrás el faldón de tu paso una Madrugada, pidiéndote por la salud de su Hija.



 

Texto: Fragmento del Pregón de 2007 de Don Enrique Esquivias de la Cruz 




Así será, así ha de ser por siempre en esta tierra singular y privilegiada, cuyos hijos acudirán ansiosos, se agruparán expectantes, sobrecogidas sus almas, en torno a la figura sin par del Nazareno de Sevilla.

 


Y Tú, Señor, les llevarás hasta sus corazones contritos el ejemplo de tu inmenso abatimiento, de tu doliente humanidad. 


Porque Sevilla, se te entrega sin tasa ni medida, precisamente porque en tu Imagen portentosa están encerradas a un tiempo, todas sus penas y sus miserias, todas sus esperanzas y sus afanes. Esa es tu fuerza de atracción irresistible. Yo lo he visto muchas veces, Cristo mío, cuando fui indigno pedestal de tus pies llagados.





Allí, bajo tu paso, en unión con mis hermanos, fui contigo, Señor, compañero de tu andar valiente y poderoso. Y, viendo sin ser visto, oí muchas veces, en las madrugadas silenciosas y frías, las súplicas de un pueblo entero que te venera con entrega total, que te necesita para vivir.




Los vi, Señor, esperando de tus labios entreabiertos, que la inmensidad del suplicio no pudieron resecar, las palabras de perdón y de consuelo.




¡Y cómo te acompañaban con el susurro de sus oraciones, con sus ruegos hondos y sentidos!





Texto: Fragmento del Pregón de 1980 de Don Miguel Muruve Pérez 

¡Ante Ti! 

Con el alma hecha jirones,

Con un nudo en la garganta,

Con un mar de sin razones.

 

¡Ante Ti!

Con la tarea inacabada,

Incompletos mis perdones

Y el dolor hecho palabra

Que habla de sin sabores.

 

Cuando tiemblan los cimientos de la vida

Y se oscurece todo el horizonte.

¿Llegó el final de la partida?

 

No hay tormenta

Con más grandes nubarrones,

Busco puerto donde atracar

Con todos mis errores.

 


Texto: Fragmento del Pregón de 2016 de D. Rafael González-Serna

 

Sentado en los bancos, donde anidan las promesas.
Pues no hay madera que sepa más de peticiones,
ni de rezos, ni plegarias, ni oraciones,
de rodillas que se clavan indefensas
implorando tu clemencia y bendiciones,
sobre el mármol frío la conciencia
que se empeña en recordarte los errores.

(Rafael González-Serna)