Muy Antigua y Fervorosa Hdad. de Ntra. Sra. de la Piedad y Stmo. Cristo de la Exaltación en la Cruz
Sede: Iglesia Conventual de la Merced
Año de fundación: 1509
Hermano Mayor: D. Ceferino Madero Madero
Los orígenes de la hermandad de Nuestra Señora de la Piedad van estrechamente vinculados a los de su sede canónica: el convento de mercedarios calzados de Nuestra Señora de la Merced. Fundado en 1509, en la confluencia de los caminos de Córdoba (Arrecife) y Guadalcázar, pronto se convertiría en el escenario del nacimiento de una hermandad puramente cultural bajo título y advocación de Nuestra Señora de la Piedad. En 1543 una inundación destruyó el convento y dos años más tarde fue trasladado al Altozano, su actual emplazamiento.
Por estas fechas los cofrades de Nuestra Señora de la Piedad se dividieron en dos grupos: uno que se unió a la cofradía de la Veracruz y otro que permaneció en el citado convento con el antiguo título. Poco después de la escisión los hermanos de Nuestra Señora de la Piedad incorporaron la penitencia pública en la noche del Jueves Santo, a imitación de lo que ya era práctica habitual en la cofradía ecijana de la Veracruz.
Sin embargo el nuevo carácter penitencial de la hermandad no sería sancionado por el Arzobispado de Sevilla hasta el día 16 de marzo de 1577, fecha de aprobación de una Regla que venía a reformar y sustituir a las primitivas constituciones de la hermandad cultural, enmarcadas cronológicamente en la segunda década del siglo XVI. La tardía aprobación de la nueva Regla, cuando la institución de otras hermandades de disciplina o sangre era un hecho manifiesto, le acarrearía a lo largo de los siglos no pocos pleitos de precedencias que generalmente fueron fallados a su favor.
Sin embargo el nuevo carácter penitencial de la hermandad no sería sancionado por el Arzobispado de Sevilla hasta el día 16 de marzo de 1577, fecha de aprobación de una Regla que venía a reformar y sustituir a las primitivas constituciones de la hermandad cultural, enmarcadas cronológicamente en la segunda década del siglo XVI. La tardía aprobación de la nueva Regla, cuando la institución de otras hermandades de disciplina o sangre era un hecho manifiesto, le acarrearía a lo largo de los siglos no pocos pleitos de precedencias que generalmente fueron fallados a su favor.
Al constituir la estación de penitencia uno de los fines primordiales de la cofradía, la Regla de 1577 le presta una especial atención. En la noche del Jueves Santo los cofrades de luz y de sangre, después de confesar, comulgar y asistir al acto de reconciliación entre hermanos, iniciaban un desfile que incluía la visita a los sagrarios de siete iglesias "a honor y reverencia de las siete angustias de Nuestra Señora".
En el cortejo procesional debían figurar distintas insignias e imágenes, concretamente un estandarte negro con una cruz roja en aspa, (elemento adoptado de la hermandad de la Veracruz), seguido de una cruz con un sudario, un Crucificado con velo negro y la imagen de Nuestra Señora de la Piedad bajo palio negro.
El siglo XVIII introdujo en la hermandad de Nuestra Señora de la Piedad varias novedades de consideración. De un lado, la organización de un Santísimo Rosario que diariamente recorría distintas calles de Écija, de otro, la constitución en 1706 de una congregación, dentro de la propia hermandad, destinada a prestar asistencia a los difuntos y, finalmente, el traslado de la salida procesional al Viernes Santo.
Desde mediados del siglo XVIII está documentada además la salida en el cortejo procesional de otros dos pasos que acompañaban al Cristo de la Exaltación y a Nuestra Señora de la Piedad. Nos referimos al de San Juan Evangelista y al de un Niño Perdido, que se mantuvieron al menos hasta 1917. Seis años más tarde la cofradía estrenaba un nuevo paso, que representaba el misterio de la Oración en el Huerto, para quedar poco después reducidos a los dos que actualmente procesionan.
Con sede canónica en la iglesia de Nuestra Señora de la Merced, la hermandad tiene capilla propia en el lado de la Epístola, dotada de bóveda de enterramiento. Entre 1785 y 1795, la hermandad efectuó obras en el camarín y labró el retablo que hoy contemplamos, cuyo coste fue sufragado con limosnas de los devotos.
Reseña artística:
La Sagrada Imagen de Cristo es obra del ecijano Miguel de Vilches, de 1597, de estilo manierista; restaurado en 1992. Se completa el misterio con dos romanos. La canastilla es obra ecijana del siglo XVIII, de estilo barroco totalmente dorada, con candelabros dorados de guardabrisas; cuatro imágenes pasionistas en las esquinas. Es llevado el paso a la antigua usanza, a manera de andas por hermanos costaleros.
Sede: Iglesia Conventual de la Merced
Año de fundación: 1509
Hermano Mayor: D. Ceferino Madero Madero
Los orígenes de la hermandad de Nuestra Señora de la Piedad van estrechamente vinculados a los de su sede canónica: el convento de mercedarios calzados de Nuestra Señora de la Merced. Fundado en 1509, en la confluencia de los caminos de Córdoba (Arrecife) y Guadalcázar, pronto se convertiría en el escenario del nacimiento de una hermandad puramente cultural bajo título y advocación de Nuestra Señora de la Piedad. En 1543 una inundación destruyó el convento y dos años más tarde fue trasladado al Altozano, su actual emplazamiento.
Por estas fechas los cofrades de Nuestra Señora de la Piedad se dividieron en dos grupos: uno que se unió a la cofradía de la Veracruz y otro que permaneció en el citado convento con el antiguo título. Poco después de la escisión los hermanos de Nuestra Señora de la Piedad incorporaron la penitencia pública en la noche del Jueves Santo, a imitación de lo que ya era práctica habitual en la cofradía ecijana de la Veracruz.
Sin embargo el nuevo carácter penitencial de la hermandad no sería sancionado por el Arzobispado de Sevilla hasta el día 16 de marzo de 1577, fecha de aprobación de una Regla que venía a reformar y sustituir a las primitivas constituciones de la hermandad cultural, enmarcadas cronológicamente en la segunda década del siglo XVI. La tardía aprobación de la nueva Regla, cuando la institución de otras hermandades de disciplina o sangre era un hecho manifiesto, le acarrearía a lo largo de los siglos no pocos pleitos de precedencias que generalmente fueron fallados a su favor.
Sin embargo el nuevo carácter penitencial de la hermandad no sería sancionado por el Arzobispado de Sevilla hasta el día 16 de marzo de 1577, fecha de aprobación de una Regla que venía a reformar y sustituir a las primitivas constituciones de la hermandad cultural, enmarcadas cronológicamente en la segunda década del siglo XVI. La tardía aprobación de la nueva Regla, cuando la institución de otras hermandades de disciplina o sangre era un hecho manifiesto, le acarrearía a lo largo de los siglos no pocos pleitos de precedencias que generalmente fueron fallados a su favor.
Al constituir la estación de penitencia uno de los fines primordiales de la cofradía, la Regla de 1577 le presta una especial atención. En la noche del Jueves Santo los cofrades de luz y de sangre, después de confesar, comulgar y asistir al acto de reconciliación entre hermanos, iniciaban un desfile que incluía la visita a los sagrarios de siete iglesias "a honor y reverencia de las siete angustias de Nuestra Señora".
En el cortejo procesional debían figurar distintas insignias e imágenes, concretamente un estandarte negro con una cruz roja en aspa, (elemento adoptado de la hermandad de la Veracruz), seguido de una cruz con un sudario, un Crucificado con velo negro y la imagen de Nuestra Señora de la Piedad bajo palio negro.
El siglo XVIII introdujo en la hermandad de Nuestra Señora de la Piedad varias novedades de consideración. De un lado, la organización de un Santísimo Rosario que diariamente recorría distintas calles de Écija, de otro, la constitución en 1706 de una congregación, dentro de la propia hermandad, destinada a prestar asistencia a los difuntos y, finalmente, el traslado de la salida procesional al Viernes Santo.
Desde mediados del siglo XVIII está documentada además la salida en el cortejo procesional de otros dos pasos que acompañaban al Cristo de la Exaltación y a Nuestra Señora de la Piedad. Nos referimos al de San Juan Evangelista y al de un Niño Perdido, que se mantuvieron al menos hasta 1917. Seis años más tarde la cofradía estrenaba un nuevo paso, que representaba el misterio de la Oración en el Huerto, para quedar poco después reducidos a los dos que actualmente procesionan.
Con sede canónica en la iglesia de Nuestra Señora de la Merced, la hermandad tiene capilla propia en el lado de la Epístola, dotada de bóveda de enterramiento. Entre 1785 y 1795, la hermandad efectuó obras en el camarín y labró el retablo que hoy contemplamos, cuyo coste fue sufragado con limosnas de los devotos.
Reseña artística:
La Sagrada Imagen de Cristo es obra del ecijano Miguel de Vilches, de 1597, de estilo manierista; restaurado en 1992. Se completa el misterio con dos romanos. La canastilla es obra ecijana del siglo XVIII, de estilo barroco totalmente dorada, con candelabros dorados de guardabrisas; cuatro imágenes pasionistas en las esquinas. Es llevado el paso a la antigua usanza, a manera de andas por hermanos costaleros.
La antigua y devota Imagen de la Virgen de la Piedad es de autor anónimo, posiblemente del siglo XVI, fue restaurada por Ricardo Comas en 1992. La Virgen es acompañada en su paso por San Juan Evangelista restaurado por Rafael Amadeo Rojas. La orfebrería es de Villareal y la candelería de Hermanos Fernández. Los bordados de tisú de oro y plata, tanto del manto como del techo y bambalinas del palio, son obra de J. Ojeda.