15 febrero 2009

TODOS SOMOS MARTA


De acuerdo. TODOS SOMOS MARTA. ¿Y eso qué quiere decir? ¿Qué todos nos sentimos responsables de su muerte o que vamos a empezar con lo de la pena de muerte, la fuerza de la ley, lo mal que se ha hecho…? He seguido la noticia de la desaparición de Marta desde el principio, desde el fatídico 24 de enero. Y según han ido pasando los días, la esperanza de que la encontrasen con vida se iba desvaneciendo en mi mente. ¡Qué contradicción! Yo, devoto de mi Esperanza, de la que consuela y reparte esperanza por todos lo rincones de Sevilla y del mundo entero, me estaba quedando sin esperanza. Y al final los malos presagios se cumplen. Desde que ayer conocí que el tal M.C. se había auto-inculpado, confesándose el autor material de este terrible crimen, os confieso que tengo el cuerpo cortado. ¿Hay algo más doloroso que la pérdida de un hijo? Si, que te lo maten y que aún no hayas podido darle sepultura. Confiemos en que pronto concluya esta larga búsqueda.

Y desde ayer solo hay en mi mente – me imagino que en la de muchos de vosotros también – la pregunta que siempre nos invade cuando se nos va un ser querido: ¿POR QUÉ? Pobres de nosotros, ¡cómo si fuese tan fácil poner respuesta a una pregunta tan corta! Pero es la pregunta del consuelo, al menos así lo creo yo. Cualquier respuesta es suficiente (¡hay que ver cómo somos los humanos!) para intentar reducir o aliviar nuestro sufrimiento y nuestro dolor.

Pero claro, como las respuestas no nos consuelan, empezamos a buscar culpables por todos los lados. El primero, como no, el asesino y su/s cómplice/s. Y a partir de ahí una larga lista de personas, instituciones, autoridades,… Os animo a que os apuntéis en la lista, en el orden que más os apetezca, pues si Todos somos Marta, todos tendremos que ver algo con su muerte. ¿O no?

Los cristianos tenemos el consuelo de la fe para auto-complacernos con la típica frase de que “Dios ha querido llevársela a su lado”. Sinceramente, en momentos como éste, mi fe flaquea, aunque me aferro a la oración y trato de paliar el sufrimiento y la incomprensión hablando con El, con el que todo lo puede, Cachorro, Gran Poder, Sentencia, Despojado,… el que prefiráis. Pero he de reconocer que ello no me satisface plenamente, pues mi porcentaje de culpabilidad sigue estando presente.

Cuando escuchamos a la cúpula de la Iglesia Católica hablar de que la familia es el santuario de la vida, la esperanza de la sociedad; cuando vemos que se reúnen miles de personas para celebrar el día de la Sagrada Familia; cuando nuestros Directores Espirituales o sacerdotes más cercanos nos hablan del modelo de la familia tradicional,… nosotros nos perdemos en que si son ataques hacia el gobierno (quién sabe), que si lo que buscan es cargarse el matrimonio homosexual, que si la asignatura de “educación para la ciudadanía”, etc. Y realmente no nos percatamos de la importancia de las palabras y del mensaje que nos están transmitiendo.

Dios me libre de querer justificar la atrocidad cometida por este (…) llamémosle individuo. Pero lejos de equivocarme, creo que debemos profundizar, sobre todo los padres, los educadores, los dirigentes de las cofradías y hermandades, en cual es el tipo de sociedad que queremos para nuestros hijos, para nuestros jóvenes. Si realmente somos conscientes del mundo en que nuestros muchachos se desenvuelven, si les préstamos la atención necesaria, si realmente ellos confían en nosotros y nosotros en ellos. Y ahí la familia juega un papel fundamental.

Desde los medios de comunicación se nos dice que M.C. tuvo una infancia difícil, que sus padres tal, etc. Pero, ¿qué hacemos nosotros cuando vemos que hay niños y jóvenes que tienen problemas? ¿Nos paramos a prestarles nuestra ayuda o seguimos adelante? Os invito a reflexionar sobre ello.

Termino con una teoría, posiblemente carente de toda validez, pero mi fe y experiencia me llevan a plantearla: Todos somos hijos de Dios y todos hemos sido, hemos nacido, a imagen y semejanza suya. Por tanto se puede afirmar que, de partida, nadie nace con intención de hacer el mal. Pero si echamos la vista atrás, incluso antes de la venida del Salvador, la historia está manchada de grandes crímenes. El mal es cosa de los hombres, se instala en la sociedad y nos acostumbramos a convivir con él. El problema surge cuando el mal nos toca de lleno, cuando nos da en lo más interno de nuestras entrañas. A veces se presenta en forma de traición, fruto de la envidia o del rencor; otras veces en forma de ruptura, como consecuencia de enfrentamientos o disputas; y otras veces, la que más nos duele, con la propia muerte. En cualquiera de sus manifestaciones, los hombres somos los protagonistas, directa o indirectamente, pero en definitiva acreedores de una responsabilidad que no nos es ajena.

Por tanto, queridos amigos de este humilde blog, hagamos nuestro examen de conciencia y busquemos en nuestro interior las respuestas a este tipo de actos que por desgracia se repiten cada vez con más frecuencia. Que la muerte de Marta no pase de puntillas por nuestras vidas y, además de mostrarnos solidarios con el dolor y la pena de sus familiares y amigos, nos comprometamos a ser cada día mejores personas, que aprendamos y saquemos lecturas positivas de nuestros errores, que no pasemos de largo ante los demás (sea cual sea su condición) y unamos nuestras plegarias y oraciones para que entre todos convirtamos esta sociedad en un espacio de convivencia, de tolerancia, de respeto y de amor.

Descanse en Paz Marta del Castillo




Veo en tus ojos la mirada de la inocencia, de la confianza, de la bondad. Alguien, quién sabe por qué motivo, no supo comprender que tus ojos ofrecían cariño, amistad, vida... Y los confundió con la tortura, el dolor, la violencia y la muerte. Sé que tu ausencia será dificil de superar, sobre todo para los que han compartido su vida contigo y estoy seguro de que la justicia hará su trabajo. Mientras, desde el cielo, estarás junto a tu Cachorro enviando a tus seres queridos fuerza para seguir adelante. Siempre estarás con nosotros, Marta. Que la Virgen de la Esperanza Macarena acoja a tus padres,hermanas, familiares y amigos en estos momentos difíciles.