Queridos Hermanos Macarenos:
Ha llegado el momento de cerrar un ciclo en la vida de la Hermandad de la Macarena y en la mía propia. En lo que me atañe, un ciclo de veintiséis años a su servicio como Oficial de su Junta de Gobierno, los últimos ocho de ellos como Hermano Mayor. Más de un cuarto de siglo, con sus momentos duros y con sus alegrías inmensas, que ha pasado como un sueño. Para la Corporación, un período de ocho años que es sólo una gota en el ancho mar de su Historia, pero en el que, humildemente, y gracias a Nuestro Señor Jesucristo y a Su Bendita Madre, creemos haber sentado algunas de las bases desde las que se proyectará la Macarena del siglo XXI.
Se abre una etapa nueva, llena de ilusionantes retos que han de tener como objetivo primordial el cumplimiento de los fines de nuestra Instituto: promover el Culto a Nuestros Amantísimos Titulares, procurar la Formación de los Hermanos y profundizar en el ejercicio de la Caridad
con nuestro prójimo.
La Constitución del cristiano son los Santos Evangelios y el cumplimiento de nuestras Reglas, nuestro programa. Todo lo demás, Hermanos, por muy importante o llamativo que sea, debe girar en torno a estos ejes fundamentales.
En estos últimos ocho años, la Hermandad ha pasado de tener algo más de diez mil hermanos a estar formada por cerca de trece mil. Un crecimiento, pues, en la nómina de en torno al veinticinco por ciento.
La Hermandad no sólo está más viva que nunca, sino que se encuentra en fase de evidente expansión. Tenemos Hermanos en los cinco continentes, muchos de los cuales se desplazan cada año para asistir al Besamanos o realizar la Estación de Penitencia. Hay Hermandades de la Macarena en lugares tan lejanos como EEUU o Filipinas. Se veneran Imágenes Marianas
con su Bendita Advocación en todo el orbe. Miles y miles de fotos y estampas de la Santísima Virgen de la Esperanza se reparten por el mundo de manos de los miles de peregrinos que vienen a postrarse a sus plantas o de los soldados españoles que, bajo su protección, se juegan la vida por la Paz en Afganistán. Estamos llamados, queridos Hermanos, a canalizar e impulsar esta universal devoción macarena, camino que ya hemos emprendido con la celebración del I Encuentro de Hermandades de la Macarena. Y hay que seguir, unidos, adelante.
Todo esto nos obliga, junto a los nuevos desafíos que plantea la sociedad plural y globalizada en la que vivimos, a tener altura de miras en el gobierno de la Hermandad, que requiere, cada vez más, de hermanos responsables y preparados para ejercerlo.
Llega, como decía, la hora de la despedida. Pero no es ésta una despedida triste, porque no puede haber tristeza cuando se tiene la íntima satisfacción de haber cumplido con el deber. Es un adiós pleno de alegría, esperanza y agradecimiento. Quiero hacer público este agradecimiento, hermanos míos, y así compartirlo con vosotros.
En primer lugar, necesito que sepáis cuánto tengo que agradeceros. Agradeceros que me hayáis dado vuestra confianza en dos ocasiones para ser vuestro Hermano Mayor. Agradeceros vuestro apoyo, vuestro ánimo, vuestro respeto, vuestro amor a la Hermandad. Vuestro empeño en hacerla mejor y más grande. Por eso, gracias también por las críticas, porque éstas, cuando están fundadas, nos hacen aprender y fortalecernos.
De forma especial, me gustaría abrazar fraternalmente en vuestro nombre a aquellos Hermanos que lo están pasando mal por motivos laborales o económicos. La actual situación de crisis ha disparado las peticiones de ayuda a nuestra Asistencia Social, que está empleando en torno a 180.000 € anuales en atender los innumerables casos de necesidad que nos llegan, gran parte de ellos de Hermanos y feligreses de la collación. Ella es, hoy y siempre, Nuestra Esperanza.
Quiero dar las gracias a los Hermanos Mayores que confiaron en mí para formar parte de sus Juntas de Gobierno. Gracias, D. José, D. José Luis –que me están leyendo, seguro, muy cerquita de la Virgen- D. Joaquín. Intenté siempre serviros, porque así servía a la Hermandad, con nobleza, prudencia y seriedad. Si en algo os fallé, perdón.
Gracias a mis compañeros de Junta de Gobierno, muy en especial a los que me han acompañado estos últimos ocho años. Gracias a los dieciocho, porque sin vuestra capacidad, vuestra entrega y vuestro macarenismo no hubiera sido posible lo realizado. Gracias por vuestro entusiasmo, paciencia y discreción. También por vuestras discrepancias y por expresarlas, con libertad, pero también con responsabilidad y la debida reserva, en el foro adecuado, que no es otro que la Mesa de Gobierno, pensando siempre en el bien de la Hermandad. Gracias por haber llegado hasta el final unidos como una piña.
Gracias, sobre todo, a mis dos Tenientes de Hermano Mayor, Manolo García y Álvaro García Carranza, por vuestro consejo y lealtad y por llegar allí donde muchas veces no puede hacerlo el Hermano Mayor. Siempre que ha sido necesario y así lo han hecho, me he sentido muy tranquilo,
porque la Hermandad ha estado en buenas manos.
Mi respeto y gratitud para Su Eminencia Reverendísima, N.H.D. Carlos Amigo Vallejo, Cardenal Arzobispo de Sevilla, en quien siempre encontré comprensión, aliento y proclividad para atender las necesidades de la Hermandad de la Macarena. Mi respeto y mejores deseos para nuestro
Arzobispo Coadjutor, Monseñor Asenjo Peregrina, a quien he tenido el honor de recibir en nuestra Basílica recientemente y con quien, tras orar ante Nuestros Sagrados Titulares, compartimos un rato inolvidable.
Tengo, y quiero, que dar las gracias a los sacerdotes que nos han ayudado a enriquecer la vida espiritual de la Basílica. Gracias a nuestro Director Espiritual, D. Antonio Cabezas Moya, por tantos años de dedicación a nuestra Hermandad y a la Parroquia donde radica. Gracias a D. Antonio Borrego quién, desde que fue nombrado Párroco de San Gil, no ha tenido más que atenciones con nuestra Hermandad. Gracias a D. David Mangas del Brío, que goza ya de la presencia del Señor, y a D. Juan Romero por los servicios prestados en nuestra Basílica durante lustros.
Gracias, por supuesto, a nuestro querido Hermano Manuel Gordillo, Rector de la Basilica, por su celo en cuidar nuestro Templo cuyo horario de apertura hemos ampliado así como las celebraciones litúrgicas que en él se celebran. A nuestro inolvidable hermano D. Manuel Garrido Orta por sus inolvidables prédicas los primeros Viernes de cada mes y porque por su disposición pudimos incorporar una nueva Misa, a las once y media de la mañana, con lo que ya son cuatro las que se ofician diariamente en la Basílica de Santa María de la Esperanza Macarena. Gracias a ellos, y a D. Andrés Quijano y a N.H.D. Amador Domínguez, porque los confesionarios de nuestra iglesia están atendidos cada mañana y cada tarde. Gracias a todos y cada uno de los oradores sagrados que han predicado nuestros cultos, que se han seguido distinguiendo por la solemnidad y el esplendor que es consustancial a la Hermandad de la Macarena.
También gracias a los hermanos que han dirigido a diario la oración del Santo Rosario, que pasó de rezarse únicamente durante los meses de mayo y octubre a hacerse durante todo el año.
Es justicia manifestar mi agradecimiento a aquéllos que han ocupado puestos de responsabilidad y confianza durante estos años: Camarero del Señor, Capitán y Teniente de la Centuria, Capataces, Camareras, Vestidores, Diputados, Directores de la Banda de la Centuria y la Coral, Presidentes de la Juventud. Vuestra desinteresada dedicación tendrá su recompensa un día y mi reconocimiento siempre.
Quiero -¿cómo no?- dejar testimonio de mi reconocimiento a los empleados de la Hermandad. Vuestro trabajo y vuestros desvelos van más allá de la mera retribución económica, porque sois, antes que nada, macarenos.
No puedo olvidarme de cuántos han colaborado en las distintas parcelas de la Hermandad –Secretarías, Mayordomías, Cultos, Priostías, Coral, Archivo, Bandas, Ropero, Formación, Asistencia Social…- y a los que han estado siempre prestos a la llamada de la Junta de Gobierno. Hemos tenido las puertas abiertas, pero de nada habría servido si no las hubierais traspasado cada día para ofrecer vuestros esfuerzos a Nuestros Amantísimos Titulares.
Fruto de estos afanes es, por ejemplo, la catalogación y digitalización del vastísimo Archivo de la Hermandad, tarea callada y paciente que se emprendió hace seis años y a la que aún restan varios para verse concluida. Fruto, la ingente labor formativa de niños, jóvenes y adultos, de la que se benefician más de trescientos Hermanos cada año. Frutos, en fin, el Programa de Acogida de niños bielorrusos y el Proyecto de Hermanos Veteranos, ejemplos de auténtico amor cristiano que nos colman de la verdadera alegría macarena. Que Dios, Nuestro Señor, y Su Bendita Madre, la Virgen de la Esperanza, os bendigan De verdadera alegría me llena también dar las gracias a cuántos han participado –Hermanos o no- en las diversas comisiones de trabajo y asesoramiento que apoyaron nuestro quehacer estos años. El éxito de participación y organización que supuso el I Encuentro de Hermandades y Cofradías de la Esperanza Macarena, la ampliación y reforma del Museo y la Tienda de Recuerdos y la creación y consolidación de Expocofrade & Fiestas de la Macarena como espacio de convivencia para Hermanos, vecinos y amigos de nuestra Hermandad y como aportación de la Macarena a la sociedad artesanal sevillana, hubieran sido absolutamente imposibles sin vosotros.
Como también hubiera sido imposible rematar con éxito las modélicas restauraciones del manto de tisú celeste de la Virgen del Rosario, del manto de camarín azul y plata de la Virgen de la Esperanza y de la toca donada por Juanita Reina a Nuestra universal Dolorosa, así como la intervención integral acometida en el paso de Cristo. Para éste se hizo una nueva parihuela, adaptándola a las características del nuevo Museo, se consolidaron las imágenes secundarias, se realzó la composición con una nueva tablazón, decorada artísticamente con elegante arte pictórico, y se labró un extraordinario juego de orfebrería en plata de ley.
Algunas de estas realizaciones (manto de tisú celeste, orfebrería del paso de Cristo), junto a otras de no menor importancia (Sagrario de plata de la nueva Capilla Sacramental, restauración de la saya morada del s. XIX, recreación de la primera túnica bordada del Señor de la Sentencia y de sus potencias de flor de lys, réplica de la juanmanuelina toca de rombos de Ntra. Sra. de la Esperanza) no hubieran podido acometerse por su elevado coste –superior a los 300.000 €- sin la generosidad de los Hermanos que, respondiendo sin dudar a nuestra llamada, las sufragaron. La Hermandad de la Macarena os estará siempre agradecida.
Tampoco se hubieran podido llevar a cabo sin la dedicación y el esmero de los artesanos que faenan para la Hermandad de la Macarena. Junto a las ya citadas, obras como el dorado completo y los nuevos faldones bordados del paso de Nuestra Titular Gloriosa, los ciriales e incensiarios para el paso del Señor, la insignia del Santo Cristo o las catorce nuevas ropas de armao –que han posibilitado que la banda de la Centuria forme completa el Viernes Santo- han venido a conservar y enriquecer nuestro patrimonio, a mayor gloria de Nuestros Titulares, y son una muestra del arte y laboriosidad de sus artífices. Muchas gracias y enhorabuena.
Junto a ellos, en nombre de nuestra Corporación, quiero agradecer todas y cada una de las donaciones ofrecidas a Nuestros Sagrados Titulares como prenda de amor filial. Desde la más lujosa a la más modesta, desde la obra del pintor de firma a los sencillos versos escritos en una trozo de papel cuadriculado. En todas va el mismo cariño y la misma fe.
Es un deber y un alto honor mostrar mi agradecimiento a las instituciones que correspondieron con su colaboración a la actitud abierta y cálida que han procurado mantener estas Juntas de Gobierno. Gracias, por ello, al Ministerio de Fomento, dirigido por el Sr. Alvarez Cascos, del Gobierno de D. José María Aznar, que concedió a nuestra Hermandad una subvención de algo más de 1.100.000 €, procedente del 1 % Cultural del mismo, a la que tenía derecho por poseer nuestro templo título de Basílica. Esta subvención fue retira da por Dª Magdalena Álvarez, ministra del ramo en el Gobierno del Sr. Rodríguez Zapatero. Tras reclamarla nuestra Corporación por vía judicial, el Gobierno ha sido condenado recientemente por el Tribunal Superior de Justicia a hacer efectiva la ayuda. Estaré agradecido de por vida, y seguro que toda la Hermandad conmigo, a D. Alfonso Pérez Moreno, eminente abogado y catedrático sevillano que defiende los derechos de nuestra Hermandad en este pleito de manera totalmente desinteresada.
Muchísimas gracias a la Caja de Ahorros del Mediterráneo, y a su Presidente, D. Vicente Salas, porque merced al Convenio de patrocinio por importe de 1.000.000 € que suscribimos con ella, la Hermandad ha podido estos últimos años enviar a sus hermanos los cuatro boletines anuales y, sobre todo, inaugurará inminentemente la ampliación y renovación del Museo y la Tienda de Recuerdos, con el impulso económico y social que esta obra habrá de significar para el futuro de nuestra Institución.
Gracias, también, al Excmo. Ayuntamiento de la Ciudad de Sevilla. Gracias por ser siempre receptivo a nuestra llamada. Gracias por su anual apoyo a Expocofrade & Fiestas de la Macarena, certamen ya consolidado como una de las citas ineludibles del otoño sevillano. Y gracias, sobre todo, por el Convenio suscrito que reportará a nuestra Institución 300.000 € y reforzará la Basílica de la Macarena como centro del desarrollo turístico del Norte del Casco Antiguo, al situarse una Oficina de Información Turística en nuestras dependencias.
Junto a ellos, son numerosas las empresas, personas e instituciones que han colaborado con la Hermandad en proyectos que, como Expocofrade & Fiestas de la Macarena –que tan valiosos recursos genera para nuestra Asistencia Social- o la ampliación y reforma del Museo y la Tienda de Recuerdos, hubieran sido inviables sin su ayuda. Vosotros y yo sabemos quiénes sois. Gracias.
Muchas gracias también a los medios de comunicación, a los poetas, a los pregoneros y a cuantos nos ayudan a difundir nuestro Mensaje de Esperanza y ponen voz a la devoción de todo un pueblo.
Tenemos que estar siempre agradecidos al Barrio dónde hunde sus raíces esta Hermandad y desde donde, sin olvidarlas, se proyecta al Mundo. Mis Juntas de Gobierno han intentado devolverle una pequeñísima parte de lo que la Hermandad le debe, y lo ha hecho recuperando recorridos antiguos, como el del Arrabal o el de la Plaza de la Feria, creando las Fiestas y contribuyendo, en la medida de sus posibilidades, a la mejora de las condiciones de vida de sus vecinos más desfavorecidos. Durante estos años, la Hermandad de la Macarena ha tenido siempre, como no podía ser de otra forma, los brazos y las manos abiertas para las demás Hermandades. En virtud de esta actitud de servicio y generosidad, podemos estar orgullosos de algunos hitos que pasarán a la Historia y que resumo brevemente:
-Celebración del Centenario de la Concordia del Gran Poder, en un ambiente de confraternidad inolvidable y ejemplar.
-Presidencia de la Virgen del Rosario del Pregón de las Glorias el año 2005.
-Presencia y participación principalísima en los actos del Cincuentenario de nuestra muy querida Hermandad de Santa Genoveva, en los que destacó la cesión del manto de malla.
- Atención a nuevas Hermandades que están llamadas a realizar una importantísima labor pastoral en los populosos barrios donde radican, como la del Polígono de San Pablo, de cuya Virgen es nuestra Hermandad Madrina, o la de Pino Montano, Corporación amadrinada por la de la Macarena.
-Recibimiento corporativo en la Basílica, además de a los Titulares de la Hermandades de la Parroquia, a los de otras feligresías que han querido rendir tributo de amor y devoción a la Virgen de la Esperanza, como la Divina Pastora de Santa Marina, la Divina Pastora de San Antonio, la Virgen de los Desamparados, de San Esteban, la Soledad de San Lorenzo o el Cristo de la Buena Muerte, de la Hiniesta.
Además, nuestra Hermandad ha estado presente en innumerables actos y celebraciones a la que ha sido invitada por otras Instituciones religiosas.A todas ellas, nuestro cariño y nuestro agradecimiento por el amor fraterno y el respeto demostrado.
No quiero dejar de agradecer su paciencia y su apoyo a mi familia y las de cuántos han dedicado y dedican su tiempo a trabajar por la Hermandad. Sin ellos, que comparten nuestras alegrías, nuestras preocupaciones y, a veces, nuestros disgustos, nada sería posible.
También quiero pedir perdón a aquellos Hermanos que hayan podido sentirse disgustados por alguna de mis decisiones o de mi forma de proceder. Tened por seguro que, con mis defectos –el Hermano Mayor de la Macarena no es perfecto-y mis errores, siempre he hecho lo que entendía
era mejor para la Corporación. He podido equivocarme, y así lo asumo, pero os ruego que vuestro juicio sea benévolo, porque sólo el bien para la Hermandad perseguí, a mayor Gloria de Dios, Nuestro Señor, y su Santísima Madre.
Mis penúltimas palabras serán para recordar a tantos macarenos que se nos fueron. Macarenos de toda edad y condición, nacidos a la sombra del Arco o en la otra punta del planeta, ricos y pobres, pecadores y santos que, bajo el Manto protector de la Virgen de la Esperanza, gozan ya de la presencia de Nuestro Señor de la Sentencia. Interceded, macarenos que estáis en el Cielo, por estos hermanos vuestros y por vuestra bendita Hermandad de la Macarena.
Y las últimas, para Ellos. Para Nuestra Señora del Santo Rosario, a cuyo servicio como Prioste juré mi primer cargo como Oficial de Junta y a cuyo servicio estaré siempre. Para Nuestro Padre Jesús de la Sentencia, Nuestro Señor, Nuestro Cristo, cuyo paso, como muestra pública de la devoción que su Hermandad le profesa, tuve el honor de presidir como Hermano Mayor una Madrugada. Y para Nuestra Esperanza, ante cuyo Santo Nombre sólo me queda callar.
(CARTA DE DESPEDIDA PUBLICADA EN EL BOLETÍN DE LA HERMANDAD DE OCTUBRE DE 2009. )
Gracias Juan, querido Hermano Mayor, por tu amistad, por tu entrega, por tu compromiso, por servirme de modelo y enseñarme a caminar por este bonito y difícil mundo de las hermandades; gracias por escucharme y por darme tus consejos; gracias por abrirme las puertas y recibirme en esta gran Hermandad; gracias por el legado que nos dejas... Y, sobre todo, gracias por darnos Esperanza a través de tus hechos y tus palabras y por tu constante amor a Nuestros Titulares. Un abrazo