11 marzo 2018

Solemne Besapié en honor a Nuestro Padre Jesús Despojado (Salamanca)


A ti levanto mis ojos,
a ti que habitas en el cielo.
Como están los ojos de los esclavos
fijos en las manos de sus amos,
como están los ojos de la esclava
fijos en las manos de su ama,
así están nuestros ojos fijos en el Señor,
Dios nuestro, esperando su misericordia.








Cuídame como a la niña de tus ojos;
escóndeme, bajo la sombra de tus alas,
de los malvados que me atacan,
de los enemigos que me han cercado.
Han cerrado su insensible corazón,
y profieren insolencias con su boca.




¡No pasarán por mis labios
palabras como las de otra gente,
pues yo cumplo con tu palabra!
Del camino de la violencia
he apartado mis pasos;
mis pies están firmes en tus sendas.









Dichoso el que cuida del pobre y desvalido;
en el día aciago lo pondrá a salvo el Señor.
El Señor lo guarda y lo conserva en vida,
para que sea dichoso en la tierra,
y no lo entrega a la saña de sus enemigos.
El Señor lo sostendrá en el lecho del dolor,
calmará los dolores de su enfermedad.














Tú eres, María, la experiencia más bella del Evangelio.
En ti Dios se ha hecho Noticia Buena para el hombre.
Eres como la luz del alba que abre camino al Sol;
eres esa estrella matutina que anuncia el día.






Jesús, te busco a ti y quiero tu amistad.
Jesús, creo que tu amistad es fiel, es verdadera.
Jesús, es verdad que el amigo da la vida por el amigo.
Jesús, tú has dado la vida por mí como amigo.
















Eres la mujer creyente que acoge y guarda la Palabra;
la Mujer joven que entra en el plan de Dios libre y gozosa.
Eres estilo de vida, nuevo y fascinante en la historia;
eres, María la Virgen bella y fecunda de Nazareth.








Yo deseo, Señor, la verdad. Quiero ser verdadero
y me molesta la mentira, la trampa, lo que no está claro.
Yo deseo, Señor, ser sincero y transparente
y no acepto las máscaras, las caretas, el doble juego.
A veces, Señor, me siento contradictorio. Es verdad.
Quiero ser generoso y siento que soy egoísta.
Quiero compartir con los demás y me cierro en mí.
Quiero ser amigo de todos y me gusta ser yo mismo.








A ti clamo, oh Dios, porque tú me respondes;
inclina a mí tu oído y escucha mi oración.
Tú, que salvas con tu diestra
a los que buscan escapar de sus adversarios,
dame una muestra de tu gran amor.






Te doy gracias, Señor, porque eres bueno,
porque es constante y eterno tu amor conmigo.
Te doy gracias, Señor, Dios de todo,
porque en todo lo mío Tú intervienes,
porque es constante y eterno tu amor conmigo.