13 abril 2015

Ante todo y sobre todo, macarenos. ¡Siempre de frente y con Esperanza!

Me pregunto si el tiempo es tozudo o, por contra, la tozudez procede de la conducta humana. Y a santo de qué, te preguntarás, sale este bloguero con semejante disquisición. La respuesta es sencilla: nos pasamos todo un año quitándole días al almanaque. Queremos que el tiempo corra, que pase deprisa, que la Madrugá llegué ya. Nos puede la ansiedad, la ilusión, las ganas de estar junto a Ellos. Y el maldito tiempo parece que se pone en nuestra contra. Sin embargo, tras 15 horas de Estación de Penitencia, tras vivir, compartir y sentir momentos de emoción, de fe, de privilegio, pienso que el reloj ha corrido demasiado deprisa.

Cuando salgo de mi último relevo en el Arco, miro su cara. Está cansada, como nosotros, pero su felicidad es también la nuestra. A pesar de los pesares, de los agonías que se empeñan en ponernos en contra de todo el mundo con comentarios infundados, con fotografías o vídeos que rezuman envidia y odio por los cuatro costados, los macarenos podemos presentarnos ante el Señor, ante Su Hijo Sentenciado, con la cabeza bien alta. No hemos salido a las calles de Sevilla a que nos vean. Nuestra misión es manifestar nuestra fe, repartir Esperanza junto a Nuestros Titulares. Y a fe que lo hemos hecho. Por supuesto que no todo ha sido perfecto, que todo es mejorable y que habrá cosas que analizar y modificar de cara a años venideros. Pero no podemos permitir que nada ni nadie nos robe ni un ápice de lo que nuestro corazón siente al sabernos sus hijos, sus discípulos, elegidos por y para llevarles y acompañarles por una ciudad que necesita de su presencia, de su amor, de su Esperanza.

Por ello que, en nuestras oraciones, la gratitud ha de estar siempre presente. Sin Ellos nada sería posible. Nuestro Padre Jesús de la Sentencia y Su Madre Bendita de la Esperanza Macarena son los únicos protagonistas de esta historia que algunos se empeñan en desvirtuar. Y de la misma forma que los días previos a la Madrugá vivíamos con intensidad nuestra devoción y amor hacia Ellos, hoy no podemos rasgarnos las vestiduras y sentirnos vacíos porque ya todo ha pasado. Al contrario, hoy estamos más llenos de Esperanza que nunca. Jesús, Sentenciado, Despojado y Crucificado, ha Resucitado por y para nosotros. El que no lo entienda así más vale que se quede con los que gustan de fastidiar "madrugás", con los inquisidores de cierta prensa amarilla y con los que disfrutan llenando las redes sociales de basura porque desgraciadamente su corazón sigue lleno de odio y rencor.

Gracias, por tanto, a todos quienes han vestido la túnica macarena, la coraza y las plumas, la faja y el costal, el uniforme, el traje o la dalmática. Todos somos macarenos y todos somos una, la Hermandad de la Macarena. Así lo siento y así lo expreso.

Y para ti, que te acercas asiduamente o por vez primera a este blog, te ofrezco este humilde reportaje gráfico, sin firmas o marcas de agua, del antes y del después de otra Madrugá única, irrepetible y, por supuesto, inolvidable. ¡Viva la Virgen de la Esperanza, Viva el Señor de la Sentencia, Viva la Virgen del Rosario!