08 diciembre 2022

Veneración en honor a María Santísima de la Caridad y del Consuelo. Inmaculada 2022

 

Cada 8 de diciembre la Iglesia Católica celebra la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María. Se trata de una celebración de enorme trascendencia para los cristianos, en la que se recuerda, con gratitud y alegría, el designio divino por el que la Madre de Jesús quedó preservada del pecado original desde el momento mismo de su concepción.

 





Todo ser humano desde que es invitado a la existencia lleva sobre sí la carga del pecado cometido por nuestros primeros padres, Adán y Eva. María, por el contrario, en el preciso momento del inicio de su vida, fue protegida del mal que ingresó al mundo, como consecuencia del uso indebido de la libertad humana. Ella quedó limpia de esa falta que solo puede ser absuelta por la gracia del bautismo. 






Que María goce de tal privilegio es solo entendible en el marco del plan divino de la salvación. Y es en virtud de dicho plan, cuyo centro es Cristo, que la Inmaculada Concepción de Nuestra Madre resulta un dato imposible de ser soslayado; por eso, la Iglesia ha tenido a bien erigirlo como dogma de fe: todo católico está obligado a creer y defender esta certeza, preservada por la Iglesia como don único. 







La Iglesia ha preservado desde sus inicios la certeza de que María es “Inmaculada”, es decir, en Ella no hay pecado. Es a mediados del siglo XIX que el Papa Pío IX, después de recibir numerosos pedidos de obispos y fieles de todo el mundo, en comunión plena con toda la Iglesia, proclamó la bula “Ineffabilis Deus” (Dios inefable) con la que queda decretado este dogma mariano: 





“Que la doctrina que sostiene que la Beatísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Cristo Jesús, Salvador del género humano, está revelada por Dios y debe ser por tanto firme y constantemente creída por todos los fieles..." (Pío IX, “Ineffabilis Deus”)

 






El día elegido para la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción fue el 8 de diciembre de 1854. En aquella ocasión, desde Roma fueron enviadas cientos de palomas mensajeras portando el texto con la gran noticia. Se cree que unos 400 mil templos católicos alrededor del mundo repicaron campanas en honor a la Madre de Dios.







Unos tres años después (1857), en Lourdes (Francia), la Virgen María se le apareció a una humilde pastorcita, Santa Bernardita Soubirous, en repetidas oportunidades. En una de ellas se presentó a sí misma con estas palabras: “Yo soy la Inmaculada Concepción”. 






Actualmente son miles los templos - distribuidos en los cinco continentes - que están dedicados a “la Inmaculada”; y millones los fieles que a Ella profesan particular devoción. La Inmaculada Concepción es la patrona de España; mientras que, en América, en muchos países, ha quedado impostada en diversas advocaciones marianas. 


¡Virgen Inmaculada!
tu intacta belleza espiritual
es para nosotros una fuente viva de confianza y de Esperanza.
Tenerte como Madre, Virgen del Consuelo,
nos reafirma en el camino de la vida
como prenda de eterna salvación.
 
Por eso a ti, oh María de la Caridad,
confiadamente recurrimos.
Ayúdanos a construir un mundo
donde la vida del hombre sea siempre amada y defendida,
toda forma de violencia rechazada,
la paz buscada tenazmente por todos.