17 julio 2019

Verano de Esperanza (Hermandad de la Macarena)

Nos encontramos inmersos en este verano de 2019. Un verano caracterizado en sus inicios por las incertidumbres políticas de unos partidos que parecen mirar más a sus propios intereses que a los de los ciudadanos de esta España dividida entre ricos y pobres, entre los que tienen para disfrutar de unas merecidas vacaciones y los que desgraciadamente han de pasar un año más anclados en sus ciudades o sus pueblos por falta de recursos económicos.

Un verano en el que la Basílica de la Esperanza Macarena permanece también abierta. ¡Dios libre al osado que algún día tenga la ocurrencia de prohibir que las puertas del cielo macareno nos impidan acercarnos a Ella! Y es que, en verano, también necesitamos de su Bendita Esperanza.

Esperanza para los inmigrantes que siguen llegando a nuestras costas en busca de una ansiada felicidad que les ha sido arrebatada, huyendo del hambre, de las guerras, del terror, jugándose la vida en balsas y pateras financiadas en muchos casos por mafias que trafican con su desesperación.

Esperanza para todos esos parados que llevan años haciendo cola en las oficinas de empleo y que apenas les quedan fuerzas e ilusión para conseguir ese trabajo al que supuestamente todos tenemos derecho. O para esos falsos autónomos que recorren nuestras calles para llevarnos un paquete o un menú de comida rápida.

Esperanza para muchas mujeres que día tras día sufren las atrocidades de unos hombres que se creen sus dueños, bien sea por la llamada violencia machista, bien por la esclavitud a la que se ven sometidas por las mafias de la prostitución o por las “manadas” de unos indeseables que proliferan como las sombrillas de nuestras playas.

Esperanza también para tantos niños que sufren las consecuencias de un padre o de una madre que les imposibilita estar con uno o con otro, fruto de la violencia familiar, de la mentira y del odio.

Esperanza para esos jóvenes que esperan en las bibliotecas la oportunidad de que una oposición les compense el esfuerzo de tantas horas de estudios sin tener que verse abocados a coger la maleta y acabar fregando platos en cualquier país vecino de nuestra Europa comunitaria.

Esperanza para nuestros mayores que claman la visita de sus seres queridos mientras los días se hacen eternos en la residencia en la que las circunstancias les han dejado allí “aparcados”. Esperanza por mantener una pensión que durante años han ido sembrando y que por el invento del llamado “factor de sostenibilidad” ven como cada vez es más complicado llegar a fin de mes.

Esperanza para tantos enfermos que necesitan de un trasplante, de una operación que no llega, de un tratamiento para su enfermedad o, sencillamente, de una cita con el especialista que ya no recuerdan ni cuando la solicitaron.

Esperanza para hombres, mujeres y niños que son causa de alguna discapacidad y aguardan esa ayuda de la administración o la eliminación de barreras arquitectónicas que les permita disfrutar de la belleza de su entorno.

Esperanza para esos cautivos arrepentidos que, tras las rejas de la prisión, pagan sus penas confiando en una reinserción que les devuelva a una sociedad que les acoja.

Esperanza para tantos toxicómanos que un día creyeron en una felicidad en forma de muerte, destruyendo sus vidas y las de sus familias.

Esperanza para ti, que nos honras con tu visita a este espacio virtual, y que por una causa u otra estás pasando por momentos de angustia, decepción o desánimo.

Esperanza, que nos regala la Madre de Dios, y que nos lleva al encuentro de Su Hijo Sentenciado, y que nunca nos abandona. Que nos aleja de envidias y resentimientos, de egoísmos e hipocresía.

ESPERANZA, en definitiva, que es la llama permanente de su inmenso AMOR.

Gracias a María del Pilar Pérez Gómez por mostrarnos a través de sus fotografías la belleza de Nuestra Esperanza Macarena. Que este verano sea un verano de Esperanza para todos y todas sin excepción.