10 febrero 2015

Condecoración para mi pequeña Esperanza Macarena y más...

Actitud y aptitud son dos términos fáciles de confundir en nuestro lenguaje coloquial diario. Sin embargo, esas dos consonantes, “c” y “p” tienen una influencia más que importante en nuestra condición humana. De la actitud dependen nuestros comportamientos, nuestra manera de enfrentarnos a la vida, de cómo nos interrelacionamos y comunicamos con los demás… Por el contrario, la aptitud es la que pone de manifiesto nuestras condiciones y cualidades en base a la experiencia y conocimientos que vamos adquiriendo con el transcurso de los años.

La suma de ambas es por tanto la que da origen a nuestra “marca”. Aunque permanecen unidas, no siempre gozan del mismo nivel, hecho que nos hace diferenciar a unas personas de otras, bien por las circunstancias de cada cual, bien por los genes o por la educación que recibimos de nuestros progenitores o, sencillamente, porque no somos capaces de cultivarlas para que puedan dar el fruto deseado.

Sin duda, éste no es el caso de la persona de mi amigo y hermano Rubén Viruega Hernández “Viru”. Soldado del Ejército del Aire y cofrade, costalero hasta las trancas. Tanto monta, monta tanto… Su mujer, Paula, macarena hasta decir basta, le ha hecho generar dudas en cuanto a su predilección entre Macarena y Trianera; dudas, sin embargo, que nada tienen que ver con su profundo amor a la Santísima Virgen, de la Esperanza, de la Estrella, del Rosario…

El mismo amor que pone a la hora de cumplir con las responsabilidades anexadas a su profesión. Profesión al servicio de un país, el nuestro, que quiso y supo premiarle por su entrega al servicio de las Fuerzas Armadas, otorgándole la “Medalla – Cruz al mérito aeronáutico con distintivo blanco” allá por el año 2012 en su querida ciudad de Santiago de Compostela.

Y por esa aptitud y actitud que le caracterizan, por esa devoción a la Virgen de la Esperanza, por su generosidad e inmenso corazón, desde el pasado sábado 7 de Febrero de 2014, “mi pequeña Esperanza Macarena” luce en su fajín esa condecoración que no puede hacerla más grande, pero sí más Madre, pues desde ese momento cuenta con otro hijo incondicional que ha querido entregarle su distinción en muestra de agradecimiento por el Amor y Esperanza que reciben de Ella, tanto él como toda su familia.

Los hechos y no las palabras son los que dan la talla a las personas y gestos como éste son los que hacen de mi entrañable hermano “Viru” una persona especial y singular. Sé que nunca estaré a la altura suficiente para agradecerte esta manifestación de cariño con la que has querido agasajar a mi “Dolorosa de Ana Rey”, agradecimiento que la Santísima Virgen si sabrá convertirlo en felicidad y protección para ti y los tuyos. Gracias Rubén, de corazón macareno, por este precioso detalle que hasta tenido para Ella y para mí.

Detalles, también, llenos de cariño y devoción, con los que otras dos mujeres que, por distintos motivos, tienen un lugar reservado cada día en mi corazón. Ambas me aguantan, me escuchan, me consuelan y, cada una a su manera, me dan su cariño o su amor; cariño y amor al que no siempre se corresponder como merecen, pues este bloguero es así de complicado y único como él solo.

Gracias Cristina Domínguez por ese pañuelo con el que Ella enjugará las lágrimas que cada día le provoco por mor de mis errores y debilidades. Y gracias Rocío Martos Zaldúa por tu ancla, ancla de la que estoy convencido nos asiremos para seguir luchando por nuestros sueños, nuestros proyectos, nuestro futuro… Que la Virgen de la Esperanza esté siempre en vuestros corazones y que, al igual que Rubén Viruega, sepias que mucho de vosotras está y estará cada día junto a “mi pequeña Esperanza Macarena”.




























































































































Sólo mirarte, Esperanza
y sentirte la mirada
en mis ojos enclavada,
ya me lleno de bonanza.

Te ruego que me contengas,
que no me sueltes la mano,
que mi corazón humano
soporte lo que convenga.

Hasta ti van mis acciones
hacia ti van mis desvelos,
mis plegarias, mis perdones,
mis sentimientos y anhelos.

Te pido no me abandones
hazte presente en mi pena
como tu en mis oraciones
Mi "pequeña Esperanza Macarena".

Rocío Martos