Una vez más, de forma brillante y solemne, se puso de manifiesto la presencia de las cofradías de Semana Santa, entre otras asociaciones religiosas, entre las que se encontraban la Adoración Nocturna de Salamanca como parte activa dentro de la Iglesia Católica, poniendo de manifiesto su dinamismo en la celebración de cultos.
Desde la Resurrección y Ascensión a los cielos, es época propicia para recordar la Institución de la Eucaristía, realizada por el mismo Jesucristo en la noche del primer Jueves Santo de la historia.
Ese establecimiento de algo nuevo, definitivo, se transforma en la energía propulsora capaz de conseguir lo inimaginable.
En respuesta de reconocimiento y gratitud y, como recordatorio a la sociedad de que ese algo sigue vivo, presente y tangible, la Ilustre Cofradía de la Santa Cruz del Redentor y de la Purísima Concepción su Madre, preparó unas celebraciones extraordinarias, toda la mañana dominical, con adoración continua de sus cofrades al Santísimo, en unión con las religiosas Esclavas del Santísimo Sacramento y de la Inmaculada: Eucaristía a las 11,30 horas y Procesión por las calles de la ciudad a las 12,30.
No sólo esta Ilustre Cofradía fue la protagonista; a la iniciativa se sumaron la Hermandad de Penitencia de Nuestro Padre Jesús Despojado de sus vestiduras y María Santísima de la Caridad y del Consuelo, la Seráfica Hermandad del Stmo. Cristo de la Agonía y la Real y Pontificia Archicofradía de María Santísima, Madre de Dios del Rosario y San Pío V de Salamanca, levantando en las vías públicas del itinerario procesional altares, bellamente adornados, perfumados e iluminados, no sólo por los rayos del sol radiante de ese día, sino también por el fervor y la fe de sus miembros.
Las calles de Domínguez Berrueta, Ramón y Cajal, Plaza de las Agustinas, Plaza de Monterrey, Bordadores y Úrsulas, enclavadas permanentemente en uno de los emblemáticos espacios urbanos salmantinos más evocadores y espirituales, rodeadas de monumentos arquitectónicos de primer orden, se transformaron en un gran templo.
Las fotografías que aparecen ante tus ojos son testimonio vivo de lo que aconteció y, que gracias a la inteligencia humana, pueden llegar al rincón más apartado del planeta.
Domingo, 17 de junio de 2012.
(Texto y fotografías: Heliodoro Ordás Gómez)