Hola papa. ¿Te sorprende que te escriba, verdad? Normal. Generalmente, tal día como hoy, nuestras conversaciones tienen lugar entre los cipreses que dan sombra y protejen tu lápida. ¡Qué cosas! Así somos los hombres. Acudimos al cementerio y nos echamos una parrafada delante de la sepultura como si de verdad vuestros restos nos escucharan, cuando realmente nuestra voz os llega a cada instante desde ese lugar al que todos los creyentes aspiramos alcanzar algún día. Pero no me negarás que es una forma de consolarnos y de mitigar el dolor que dejáis cuando partís hacia la vida eterna, ¿porque es eterna verdad?
Joooo, como ha pasado el tiempo¡¡¡¡ Ayer por la mañana, como cada año, cuando escuchaba a los niños de San Ildefonso cantar los números del sorteo, no pude por menos que trasladarme a esa 4ª planta del hospital y sentir el escalofrío que el recuerdo de aquel día me produce. Todos estaban pendientes de que la suerte les fuera favorable y yo, por vez primera, era ajeno al jodido sorteo, pues solo me importaba encontrar respuestas a la única pregunta que en esta vida no debemos hacernos nunca.
Y ya ves, el Dios al que tanto amor profeso ahora, el mismo al que entonces rechazaba, quiso que todos pudiésemos despedirnos de ti, que yo pudiera contar a todos que nos ibas a dejar, que las cosas se habían torcido y que inexplicablemente, incluso para los médicos, habías pactado con el de arriba tu último viaje en el tren que tantas veces reparaste.
¿Qué si ha pasado el tiempo? Pufffff, el tiempo y un montón de cosas, como bien sabes. Cuesta creer que te fuiste hace 25 años y que hemos seguido para adelante sin ti, tú que eras el que marcabas el punto de inflexión en la familia. Me sonrío cuando pienso que bien te podían haber concedido el Nobel del Equilibrio o de la Paz. Pocas veces te alterabas, salvo cuando sacabas ese carácter impulsivo que tenemos los Hernández, que luego no nos lleva a ninguna parte, y eso te permitía, nos permitía, tener un ambiente de paz y cordialidad entre los hermanos, los tios, los primos..... ¿Y qué te voy a contar que no sepas? Pues que te fuiste y todo al carajo. Estaba cantado.
Pero estarás de acuerdo que aunque ha pasado un cuarto de siglo, sigues estando muy presente entre nosotros, como no podía ser de otra manera. Eso de que solo se marchan los buenos, porque así lo quiere Dios, creo que se inventó para ti. Y no exagero, porque tu recuerdo es el mejor testimonio y ejemplo para muchos de nosotros. Amen de que es una gozada traerte a este convulso presente que vivimos.... Me imagino que desde ahí arriba estarás alucinando con nuestro comportamiento, con mi comportamiento, con cómo han cambiado las cosas, la sociedad.... Pero mereció la pena tu lucha, aunque solo sea para recordarles a alguno que los derechos que hoy nos quitan no fue algo concedido gratuitamente (ya me salio la vena sindicalista que me dejaste, no tengo arreglo).
Y ya ves, en este tiempo he recuperado la fe, es más, asumo que todos nos tenemos que ir algún día - bueno, asumo que yo me iré, porque sigo siendo un desastre cuando se marcha alguien a quien quiero - y que solo desde esa fe que profeso a Jesús es la manera de entender que la vida en la tierra es temporal y que la tuya en el cielo es la que dura toda la eternidad y parece ser que además es la guay.
Eso si, te fuiste, pero me concediste una buena herencia (algunos pensarán que me dejaste tierras o algún yate). Heredé de ti, tu amor y devoción a la Santísima Virgen, a tu Soledad, y Ella es la que tira de mi cada día. Supongo que estarás continuamente diciéndole: "Madre, no permitas que Angelito se caiga, ponle buena gente a su alrededor, que el ya se encarga de cometer errores y meter la gamba (como tu decías)". Y te confieso que te hace caso, mucho caso. Ella convirtió la Soledad que me dejaste en Esperanza para siempre; Ella es la que da sentido a gran parte de mi vida y gracias a ti, es la que intercede ante el "Jefe" para que me perdone mis debilidades, que no son pocas. Aunque te aseguro que esta vida se ha convertido en una selva y que vamos de cristianos por la vida y después nos apuñalamos sin piedad.
Espero que no te moleste que hoy haya querido compartir nuestra conversación con más gente, con un buen puñado de amigos y no tan amigos que me leen y que seguro dirán que este macareno está rallado, pero tu sabes que no es así. Que si me rallo es por otra cosas, no porque te quiera o porque te recuerde o mejor aún, por darte las gracias por ser mi ángel desde el cielo. Te pusieron Ángel cuando te bautizaron y bien sabían por qué. Conmigo no estuvisteis tan acertados, pero bueno, tal vez de aquí hasta que me llame el Señor, consiga arreglarlo algo.
Dentro de un ratito iré "a verte" y te felicitaré la Navidad y volveré a pensar que tenía que estar prohibido enterrar a un padre el día de Nochebuena, pero el que manda, manda y ya ves, al final celebro que Jesús vino a este mundo para salvarnos a todos y a la vez recuerdo que tu te fuiste y aunque tu marcha sigue siendo una putada, sé que te lo curras un montón y tus alas nos protegen a todos.
Creo que este año no te voy a poder llevar flores, porque Rajoy nos ha dejado sin extraordinaria y no veas como andamos. No me lo tengas en cuenta. A cambio te prometo portarme mejor, te parece bien?
Pues nada, hasta ahora. Un beso muy grande, Ángel.