Cada primer viernes de mes, la Basílica de María Santísima de la Esperanza Macarena de Sevilla se convierte en ese lugar de encuentro esperado por todos los hermanos y fieles devotos de Nuestro Padre Jesús de la Sentencia, quien a los pies de Su Bendita Madre, ofrece su Amor recogido "en sus maniatadas manos" para que todos podamos plasmar en ellas nuestros besos, y que en forma de oraciones, súplicas y gratitud, le ofrecemos por su inmensa misericordia.
Pero sin duda, el primer viernes de noviembre es distinto a cualquier otro viernes del año. Ella, Nuestra Madre y Protectora, torna su verde manto por el negro del dolor, de la ausencia, de la soledad... El color que nuestros antepasados vestían cuando sus seres queridos tomaban el camino del cielo para empezar una nueva vida al lado del Señor. Negros colores, que incluso en el caso de Nuestra Madre, siguen siendo colores de Esperanza. Pues Ella siempre es Esperanza para nuestros corazones, para nuestras almas. Bella y radiante como nunca, preside desde su camarín de gloria el Besamanos y la Eucaristía en honor a Su Hijo, mientras nuestras miradas se dirigen hacia su rostro, hacia sus manos, pidiendo Consuelo para nuestro dolor, nuestros sufrimientos, nuestros desvelos... y Esperanza para afrontar los retos y problemas que la vida nos ofrece, para aquellos que están postrados en la cama del dolor o pasando por la agonía de la necesidad, en cualquiera de sus múltiples manifestaciones.
Y mi hermana y amiga Marisa R.M. estuvo junto a Ellos, como cada primer viernes. Su devoción y amor por Nuestros Titulares, hacen que ella posea los principios y valores que la distinguen una como auténtica "macarena". Alguna vez, la presencia en nuestras vidas de "elementos" ajenos a ellas, han conseguido que nuestra amistad pasara por esos estúpidos momentos que los humanos nos empeñamos en hacer presentes. Momentos que gracias a Ellos han quedado diluidos por ese cariño que como hermanos siempre nos hemos profesado.
La siguiente galería de fotos es un regalo que Marisa R.M. nos obsequia, para que tu puedas también disfrutar contemplando a Nuestra Madre desde donde quiera que te encuentres y a través de su mirada veas el rostro de su Hijo que por una injusta Sentencia, murió y resucitó para ser la salvación de toda la humanidad.
Reportaje en el que también están presentes las Imágenes de dos excepcionales mujeres, que entregaron su vida por los demás, siendo auténtico testimonio de fe para nosotros, pues su amor a los más desfavorecidos es el mejor ejemplo de amor que se puede dar. ¡Bienaventuradas seáis Santa Ángela de la Cruz y Madre María de la Purísima y todas nuestras Hermanas de la Cruz!
Gracias Marisa por tu generosa aportación al blog. Un beso macareno muy grande y gracias por tu gran y necesaria amistad.