Comenzamos este 2013 con una nueva colaboración de D. Florentino Gutiérrez Sánchez, Vicario General de la Diócesis de Salamanca, quien nos invita, en este final del Año de la fe, a reflexionar sobre la necesidad de evangelización a los "paganos" de nuestra época.
En 1958, y con este título, el profesor Joseph Ratzinger pronunció una conferencia en Freising, ofreciendo un pronóstico inquietante: la Iglesia se ha convertido en una comunidad de paganos, que han dejado de creer. Puede que aquí radique la decisión del viejo profesor, luego Benedicto XVI, de proclamar un nuevo Año de la Fe.
La revista Alfa y Omega, en su número 793 / 05-VII-2012, publica un fragmento de aquella lección magistral que debe ser tenido en cuenta. Recordamos unos párrafos.
1 – La Iglesia de hoy, comunidad de paganos.
El rostro de la Iglesia en los tiempos modernos está conformado por el surgimiento de una forma completamente nueva de Iglesia de los paganos, y todavía lo será más en el futuro: no como antes, una Iglesia de paganos convertidos en cristianos, sino una Iglesia de paganos que todavía se llaman a sí mismos cristianos. El paganismo está presente hoy en la Iglesia misma y éste es el signo tanto de la Iglesia de nuestros días, como del nuevo paganismo.
2 – La Iglesia, ¿único camino de salvación?
A los cristianos de hoy, les resulta impensable que el cristianismo, más concretamente la Iglesia católica, debe ser el único camino de salvación. Con ello, se ha convertido en cuestionable el carácter absoluto de la Iglesia y, por lo tanto, la exigencia de la misión. No podemos creer que el hombre que vemos junto a nosotros, que es un ser humano espléndido, servicial y bueno, vaya a ir al infierno sólo por no ser católico practicante. La idea de que todos los hombres buenos se salvan es ahora, para el cristiano normal, tan evidente, como antes lo era la convicción de lo contrario. El creyente se pregunta entonces un poco confuso: ¿Por qué lo tienen tan fácil los de afuera, cuando a nosotros se nos ponen las cosas tan difíciles? Se llega allí a percibir la fe como una carga, no como gracia.
3 – La Iglesia es el único camino de salvación
Trato de responder a estos cristianos que sólo hay un camino de salvación, Cristo, que concierne al mundo entero, a los muchos (es decir, a todos), pero, al mismo tiempo, Él dejó claro que su lugar es la Iglesia... Pero Dios no divide a la Humanidad entre los pocos y los muchos, para arrojar a éstos a la fosa de desechos, y para salvar a aquéllos, sino que se sirve de los pocos como el punto de equilibrio de Arquímedes para elevar a los muchos hacia Él. Ambos tienen su camino de la salvación, que es diferente, sin romperse la unidad del camino. Uno puede entender esto sólo cuando comprende que la salvación del hombre reside en el hecho de que es amado por Dios, que su vida al final se encuentra en los brazos del amor infinito. Sin ello queda vacío todo lo demás.
4 – Jesucristo es el único Salvador
En contraposición a Cristo, todos somos indignos de salvación, ya seamos cristianos o no cristianos, creyentes o no creyentes, personas morales o inmorales. Nadie merece la salvación, salvo Cristo. Pero justamente aquí se produce un maravilloso intercambio. A la Humanidad entera le corresponde la reprobación; a Cristo, únicamente, la salvación, pero en un intercambio sagrado sucede lo contrario: Él toma sobre sí todo el mal y deja así libre para todos nosotros el lugar de salvación.
La cuestión de la salvación del hombre se plantea de forma errónea cuando se aborda desde abajo, como una cuestión de cómo las personas se justifican. La salvación del hombre no es cuestión de auto-justificación, sino una justificación por la gracia gratuita de Dios. Se trata de ver las cosas desde arriba.
A todos los amigos, les deseo un comienzo de curso lleno de ilusión y trabajo. La mies es mucha y los obreros pocos. Hay mucho que hacer.
Que el Señor os bendiga e ilumine. Un abrazo
Florentino Gutiérrez. Sacerdote