MARÍA, ESPERANZA NUESTRA
Tú eres, María, nuestra esperanza,
porque has conocido todos los sufrimientos
de nuestra pobre humanidad.
Has reconocido la estrechez
de la pobreza en Belén,
las amenazas de la persecución
y la huida al destierro, la inquietud de la
peregrinación a Jerusalén, la angustia
de la noche el Jueves Santo, los tormentos
del camino del Calvario, la soledad al pie de la cruz.
Tú eres nuestra esperanza,
porque en todas las circunstancias
supiste corresponder completamente
a la voluntad del Señor.
Tú eres nuestra esperanza, porque
el mismo Jesús nos confió a ti
en la hora de la cruz,
porque tú eres verdaderamente nuestra madre.
Te pedimos que cuides de todos tus hijos
como cuidaste a Jesús Niño. Confiamos
en ti como un niño confía en su madre,
llévanos hasta tu Hijo Jesús: ayúdanos
a seguirle hasta el fin para que nuestra esperanza
no sea defraudada. Amén.
BENDITA SEA TU PUREZA
Bendita sea tu pureza
y eternamente lo sea,
pues todo un Dios se recrea
en tan graciosa belleza.
A ti, celestial princesa,
Virgen y Madre María
yo te ofrezco en este día
alma, vida y corazón.
Mírame con compasión,
no me dejes, Madre mía,
en la última agonía
de mi muerte.
A LA REINA DEL MUNDO
Virgen María, Madre de la Iglesia,
recomendamos toda la Iglesia.
Acuérdate del pueblo cristiano
que ponen en ti su confianza.
Conserva sólida su fe,
fortifica su esperanza,
aumenta su caridad.
Acuérdate de aquéllos que viven
en la tribulación,
en las necesidades,
especialmente de aquéllos
que sufren persecución
y se encuentran en la cárcel por la fe.
Concede a todo el mundo la paz
en la verdad,
en la justicia, en la libertad y en el amor.
Amén.
MAGNIFICAT
Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.
El hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abrahán y su descendencia por siempre. Gloria al Padre.
VENID Y VAMOS TODOS
Venid y vamos todos con flores a porfía
con flores a María
que Madre nuestra es.
De nuevo aquí nos tienes purísima doncella
más que la luna bella postrados a tus pies.
A ofrecerte venimos flores del bajo suelo
con cuánto amor y anhelo Señora Tú lo ves.
ÁNGELUS
El Ángel del Señor anunció a María.
Y Ella concibió por obra y gracia del Espíritu Santo.
Ave María
He aquí la sierva del Señor.
Hágase en mí según tu palabra.
Ave María
Y el Verbo se hizo carne
Y habitó entre nosotros.
Ave María
Ruega por nosotros Santa Madre de Dios
Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.
Se rezan tres Glorias
Oremos.
Derrama Señor tu gracia
sobre nuestros corazones
y concede a quienes hemos conocido
por el anuncio del Ángel
la Encarnación de tu Hijo,
que por su Pasión y su Cruz
alcancemos la gloria de la Resurrección.
Por el Señor Jesús, tu Hijo,
que contigo vive y reina, en unidad del Espíritu Santo, y es Dios,
por los siglos de los siglos.
Amén.
LA SALVE
Dios te salve,
Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra;
Dios te salve.
A Ti clamamos los desterrados hijos de Eva;
a Ti suspiramos,
gimiendo y llorando,
en este valle de lágrimas.
Ea, pues,
Señora, abogada nuestra,
vuelve a nosotros esos tus ojos
misericordiosos,
y después de este destierro
muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.
¡Oh clemente, oh piadosa,
oh dulce Virgen María!
Ruega por nosotros Santa Madre de Dios.
Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo. Amén.
Salve Madre, en la tierra de mis amores
Salve, Madre,
en la tierra de mis amores
te saludan los cantos
que alza el amor.
Reina de nuestras almas,
flor de las flores,
muestra aquí
de tu gloria los resplandores,
que en el cielo tan sólo
te aman mejor.
Virgen Santa, Virgen pura,
vida, esperanza y dulzura
del alma que en ti confía,
Madre de Dios, Madre mía,
mientras mi vida alentare,
todo mi amor para ti,
mas si mi amor te olvidare,
Madre mía, Madre mía,
aunque mi amor te olvidare
tú no te olvides de mí.