A beneficio de la Asociación Síndrome de Turner “Alejandra Grandes”
Solidaridad, caridad, fraternidad, hermandad…. son vocablos que esconden profundos sentimientos que solo pueden salir de lo más profundo del corazón, pues de lo contrario se puede incurrir en algo que en cierta acusación que hace tiempo me dirigieron, y que me dolió en el alma, y que no es otra cosa que “hacer caridad de marketing” o de cara a la galería. Hoy, con más perspectivas, estas palabras no solo no me duelen, sino que han servido para ver las cosas con una perspectiva distinta, para valorar más y mejor determinados actos y comportamientos y, sobre todo, para entender que el amor no solo está para satisfacer nuestras necesidades, nuestros placeres, nuestros intereses. El amor es y está para entregarlo, reglarlo, compartirlo, ponerlo al servicio de los demás.
Javier Grandes, - joder Javi que pequeñajo eras cuando te conocí en el quiosco de Nines y Pepe (tus padres) - tiene un apellido al que hace gala y honor. No solo es un gran costalero, un gran capataz, un gran cofrade… Es, por encima de todas las cosas, un gran padre. Y todo ello hacen del “negro” un tío dispuesto a liarse la manta a la cabeza y luchar por una causa junto a su mujer, Marian, poniendo todo su amor, esfuerzo y sacrificio para mejorar el bienestar de Alejandra, su hija, que nació con esas enfermedades que ahora llamamos raras y que los médicos denominan “Síndrome de Turner”.
No te voy a describir que es está “enfermedad rara” pues para eso está wikipendia, pero si quiero contarte que Javi y Marian han fundado en Salamanca la Asociación Síndrome de Turner “Alejandra Grandes”. Y en apoyo a Alejandra, a la fundación y a sus padres, durante el fin de semana del 30 de Junio y 1 Julio tuvo lugar en el Pabellón del Parque de la Alamedilla salmantino, el I Torneo Futbol Sala “Mundo Solidario”, impulsado y organizado por la Archicofradía del Rosario y la Asociación de Capataces, Costaleros y Hermanos de Paso Madre de Dios del Rosario, así como otras instituciones, asociaciones y empresas.
Cuando Javi me invitó y ofreció la posibilidad de colaborar con esta noble, bonita y entrañable causa, no dudé un momento de decir no solo que sí, sino que podía contar conmigo para lo que estimase oportuno. Y, como ocurre en estos casos, lo que uno pone es infinitamente inferior a lo que recibe. Fueron dos días en los que muchos teníamos puesta nuestra mente en la final de la Eurocopa 2012, pero nuestro corazón estaba con Alejandra. Desde los organizadores (todo un derroche de cómo hacer bien las cosas), los colaboradores, patrocinadores, árbitros, fotógrafos, público, etc. y todos y cada uno de los integrantes de los 24 equipos participantes y éste macareno40, quisimos ser y estar con Alejandra y su causa.
Pudimos disfrutar de momentos únicos, tanto en lo deportivo como en lo humano; pudimos gozar con grandes jugadas y jugadores pero también con toda una lección de esta “pequeña – gran mujer” que no pierde jamás su sonrisa, que es valiente, cariñosa, risueña, y que cuando te dice “Ángel, ¿cuándo le doy la patada? – para hacer el saque de honor – a uno se le viene a la mente que ella sí que le echa dos de los grandes para darle una patada a la vida y junto a sus padres convertir a estas enfermedades que no tenían que existir, en algo más asequible, tal vez más fácil pero, sobre todo, para crecer cada día en todos los sentidos, también en el de la caprichosa hormona del crecimiento.
En el plano meramente deportivo, decirte que salvo alguna excepción nada destacable, en todo momento reinó la deportividad, la diversión, la fraternidad.... La final fue todo un espectáculo entre dos grandes equipos, Alhambra de Guijuelo y el Salón del Café, siendo la victoria para los primeros, aunque no se puede decir que en este torneo hubiese perdedores, pues todos, de un modo u otro, salimos ganando.
En el plano meramente deportivo, decirte que salvo alguna excepción nada destacable, en todo momento reinó la deportividad, la diversión, la fraternidad.... La final fue todo un espectáculo entre dos grandes equipos, Alhambra de Guijuelo y el Salón del Café, siendo la victoria para los primeros, aunque no se puede decir que en este torneo hubiese perdedores, pues todos, de un modo u otro, salimos ganando.
Solo me resta dar las gracias a Javi y a la Hermandad por rescatarme en unos momentos “también raros” en mi vida; por permitirme arrimar mi hombro a este proyecto que da sentido a las cofradías y cofrades; a todos cuantos participasteis en él de un modo u otro y, cómo no, a Heliodoro, por sus fotografías, sin las cuales este post solo serían palabras, carentes del sentimiento y amor que “sublimemente” pone este hombre cuando le da al disparador de su cámara fotográfica.