Desde estas frías tierras castellanas casi da vértigo leer las cifras que ponen fin a unos comicios que estoy seguro pasarán al historia. Que una hermandad de penitencia convoque a un Cabildo de Elecciones a más de 9000 hermanos y hermanas son palabras mayores y pueden dar una idea de que no estamos hablando de una asociación pública de fieles cualquiera. Guste o no, la Hermandad de la Macarena, mi hermandad sevillana, es grande por muchas cosas, pero también por la amplia nómina de miembros que la integramos.
Por ello no sorprende que dicho Cabildo de Elecciones estuviese precedido por el Cabildo General de Cuentas convocado a las ocho y media de la mañana de ayer domingo. Sí, hermanos y hermanas salmantinos, en Sevilla y en la Macarena, los cabildos se convocan en domingo y no importa madrugar. A ver si empezamos a copiar lo bueno y nos dejamos de tanto izquierdazo, parafernalias y demás esteticismos de cara a la galería que ni tan siquiera son del agrado de la mayor parte de los cofrades hispalenses.
Y así, sin solución de continuidad, hasta las 21.00 horas. El escenario elegido para el voto presencial fue el salón de la Casa de Hermandad en el que se habilitaron cinco mesas con sus respectivas urnas para que los convocados pudiésemos ejercer con libertad, con la libertad que nos otorgó el Señor al nacer, nuestro derecho a elegir al candidato más idóneo a nuestro juicio: Manuel García o Agustín Bello-Conde.
Quienes paseaban cercanos a los aledaños de la Basílica, contemplaban pensativos, al ver las largas colas de hermanos, si se habrían adelantado el Jueves Santo o el Solemne Besamanos de Nuestra Esperanza. El atrio se convirtió en lugar de encuentro, de intercambio de saludos, de opiniones, incluso alguno o alguna aprovechó para dejar inmortalizado el momento con los candidatos, como si presagiaran los resultados finales.
Fue un día en el que la Esperanza nos invitó a vivir dentro de un clima de fraternidad, la cual nos ha de mantener firmes y unidos a todos los macarenos, por encima de intereses individuales, de discrepancias personales o de no sé qué tipo de ambiciones. Vivimos una época llena de dificultades, fundamentalmente económicas, carente de valores y principios, por lo que nuestro esfuerzo ha de dirigirse hacia fines concretos de caridad, de formación de evangelización y siempre desde el carisma macareno, de ese sentimiento puro y duro que Ellos nos transmiten cada día a través de su amor incondicional. Del mismo modo, nos esperan acontecimientos importantes que requieren la presencia de personas dispuestas a sumar, a invertir su tiempo, su experiencia, sus capacidades, para que el año 2014 quede grabado en nuestros corazones con la confianza y seguridad del trabajo bien hecho, con la dignidad que la Hermandad, Sevilla y Nuestra Madre se merecen.
Los macarenos sabemos esperar con Esperanza y los resultados no quisieron quedarse sin su papel protagonista. Los móviles no paraban; las redes sociales tampoco. La ansiedad o la impaciencia se hacían presentes según se acercaba la media noche. Poco antes, a las 23:55, la autoridad eclesiástica daba cumplida información del escrutinio:
Votos emitidos: 2.975
Votos a favor de la Candidatura de Manuel García: 1.857
Votos a favor de la Candidatura de Agustín Bello-Conde: 1.010
Votos en blanco: 72
Votos nulos: 36
De este modo, Manolo García resultaba reelegido Hermano Mayor de la Macarena junto a un equipo de personas que a priori ofrecen garantías suficientes para cumplir con nota lo que todos los macarenos esperamos y deseamos de ellos. Cuatro años por delante para recuperar algunas cosas, para concluir otras y para seguir caminando con ilusión, desde el trabajo, con el corazón y siempre desde el compromiso y la responsabilidad que las urnas les han otorgado, teniendo presente algo que estoy convencido es su prioridad principal: a todos y cada uno de los hermanos y hermanas de esta bendita hermandad, sin distinción.
No voy a entrar a valorar las disputas previas que se han vivido durante la “campaña electoral”, como tampoco quiero referirme a las manifestaciones de euforia, alegría o emoción suscitadas tras conocerse los resultados en el interior de la Basílica. Unas y otras pertenecen y son propias de personas, de hermanos, a los que por respeto no debo juzgar. Por desgracia he vivido situaciones mucho más graves en otros entornos semana santeros; situaciones impropias de gentes que se dicen cristianos, hermanos, cofrades…Hace tiempo que me resigné a lo evidente, decidiendo no alimentar con mis comentarios a los carroñeros que gozan disfrutando del mal ajeno, llenando espacios, columnas, foros y demás medios conocidos. Y no voy a romper ese compromiso ahora por algo que ya forma parte del pasado.
Por tanto, y para concluir, hago mías las palabras de Manolo García: “El agradecimiento es la memoria del corazón” (Lao-Tsé) y como persona de corazón y de Esperanza, abogo por seguir disfrutando de esta hermandad que me acoge, que me quiere, que tanto me ha dado y tanto me ha enseñado. Una hermandad que está viva, en la que la pluralidad y las divergencias pueden y saben convivir, donde es un honor poder atravesar la cancela del atrio para adentrarse en la Gloria que me lleva hasta el Padre que dio la vida, mi Señor de la Sentencia, y hasta la que es uno de mis grandes motivos por los que cada día me levanto sabiendo que pase lo que pase nunca voy a estar solo, mi Madre Santísima de la Esperanza Macarena y del Rosario Bendito.
A expensas de poder hacerlo personalmente, vaya pues mi más sincera, cariñosa e incondicional enhorabuena a mi Hermano Mayor, Manolo García, a todo su equipo, y de un modo especial, a mi admirado Santiago Alvarez Ortega, nuevo Teniente de Hermano Mayor.